martes, 19 de octubre de 2010

Cynthia Purley (Brenda Blethyn, Secretos y mentiras)


Hortense y Cynthia, en una de las escenas cumbre de la película.


No hace falta ser de lágrima fácil para estremecerse con la asombrosa “Secretos y mentiras” (“Secrets & lies”, 1996). La intensidad emocional de algunas escenas resulta tan elevada que es preferible tener un pañuelo al lado antes que aguantar la congoja en el estómago durante dos horas. A pesar de esta lectura dramática, he de reconocer que la película de Mike Leigh me parece un pequeño canto a la esperanza. Cuando se superan los engaños, los silencios y los complejos, la vida puede resultar maravillosa aunque residas en los suburbios de Londres.
El primer secreto de “Secretos y mentiras” es la creatividad de su director y guionista. Leigh no entregó el guión a sus actores: Cada intérprete preparó con él su personaje de manera individual y sin que el resto del reparto supiera nada de los demás. En este proceso fue muy meticuloso, ya que lo examinaban desde la niñez y analizaban todas sus características. Actores y actrices desconocían, además, cómo se iba a desarrollar la trama.
Una vez que cada intérprete conoció a fondo su papel, el director dio paso a la improvisación. Cuenta Brenda Blethyn (Cynthia Purley) que en la escena en que recibe la llamada de Hortense, la hija a la que dio en adopción veintiséis años atrás, ella no sabía que iba a sonar el teléfono. Ambas improvisaron esa espléndida y crucial conversación.
“Quedamos en conocernos en la puerta del Metro y se me acerca una chica negra. ‘¿Cynthia Purley?’, me dice. Yo no sabía si estaba o no en la película, pero me llamó por el nombre de mi personaje, así que deduje que era la otra actriz. Mike Leigh estaba viéndonos desde el otro lado de la calle. Había visto su nombre en el elenco, pero no la conocía, ni sabía que era negra. ¡Ni me imaginaba lo que iba a contarme! Por eso las reacciones son tan naturales”, explicó Blethyn en una entrevista a propósito de cómo se encontró por primera vez con Marianne Jean-Baptiste, la actriz que encarna a Hortense.
No cabe duda de que este método, utilizado por mentes inexpertas, puede dar lugar a auténticos disparates, pero Mike Leigh ya lo había empleado con éxito en el teatro. En “Secretos y mentiras” es una decisión afortunadísima; basta con fijarse en las reacciones de los actores para darse cuenta de su capacidad de improvisación ante las situaciones inesperadas y los diálogos que se incorporan a la acción. La última revelación, el gran misterio que oculta Cynthia, causó conmoción a los personajes… y hasta a los propios actores.
El segundo secreto de la película es Brenda Blethyn, una actriz que tenía 50 años y una carrera teatral y televisiva nada despreciable cuando asumió el papel de su vida. Su Cynthia Purley es una mujer de 42 años con un traumático pasado y un sombrío presente. A los diez años se quedó huérfana y tuvo que ocuparse de su hermano y de su abuelo; a los quince años se quedó embarazada y tuvo que entregar en adopción a su bebé. Trabaja en una fábrica de cartones y tiene otra hija, Roxanne (Claire Rushbrook), con quien mantiene una tensa e hiriente relación. Le exaspera con sus torpes demostraciones de cariño y sus fútiles comentarios ("Luego tuve que cargar contigo, esa fue mi perdición, cariño") y ella le replica con un desprecio absoluto.
Es su modo de ofrecer afecto y protección. Cynthia es infantil por sus carencias del pasado y por su ansia de mantener los vínculos familiares que le faltaron cuando ella era joven. Habla demasiado y mete la pata continuamente. Necesita dar cariño y recibirlo, pero no lo encuentra en nadie. Su hermano, a quien adora, está demasiado ocupado. “Sólo te tengo a ti, Maurice. Abrázame fuerte, por favor. Tesoro”, le llora cuando él va a visitarla. 
Siente, además, dos sensaciones contradictorias: por un lado, un complejo de culpabilidad por mantener oculto lo que ella considera secretos infames, el de una maternidad no deseada y una juventud turbulenta con los hombres; por otro, considera que los sacrificios que hizo para sacar adelante a su hermano no obtuvieron nunca la recompensa que merecía. Y por eso acusa a su cuñada, Monica (Phyllis Logan), de haberse apropiado de la herencia paterna para su beneficio.
Su vida cambia de manera radical cuando recibe una llamada telefónica inesperada. Es la voz adulta de aquel bebé que dio en adopción. Cynthia se queda horrorizada, como si hubiera hablado con un fantasma. La hija que creía haber borrado para siempre se ha metido en su vida. Primero le cuelga y vomita de miedo; pero el teléfono vuelve a sonar y decide afrontar su pasado.
 

Cynthia atiende la llamada que le cambia la vida.
El cine tiene momentos mágicos e inolvidables y uno de ellos es la extraordinaria escena del encuentro entre Cynthia y Hortense. La densa e improvisada conversación dura ocho minutos y Mike Leigh la rodó sin cortes. Los gestos, las palabras, el sentimiento y esa increíble manera de llorar de la avergonzada madre componen un milagro cinematográfico, absolutamente revelador.  

- Escucha, no quiero decir nada con esto, cariño, pero yo no he estado con un hombre negro en mi vida, sin faltarte al respeto ni nada. Yo me acordaría, ¿no crees?
(Silencio prolongado, mientras la cara de Cynthia se aterroriza al recordar y rompe a llorar amargamente).
- ¡Oh, maldita sea! ¡Oh, Santo Dios del cielo! Lo siento, cariño. Estoy tan avergonzada.
- No deberías estarlo.

- No puedo mirarte. No lo sabía, cariño. Lo siento, no lo sabía (sigue llorando). 

Estamos ante una mujer desbordante y conmovedora, a cuya memoria ha venido de repente la imagen de un hombre con el que debió tener una horrible relación. Tal vez Hortense es fruto de una violación. Es imposible retratar mejor la angustia como lo hace Brenda Blethyn. Pero es, en realidad, un personaje tragicómico, capaz de estremecernos y de hacernos reír. "Me dijiste que tu madre era comadrona; a mí me hubiera gustado serlo, me encantan los bebés", le dice, sin darse cuenta, a la desconcertada Hortense, que se ha encariñado irremediablemente de su madre biológica. Cynthia vive a su lado como en una nube. Ha encontrado a una persona que le atiende, que le muestra respeto y que quiere ser amiga. Cuando Hortense le llama "genial", se le ilumina la mirada, porque por fin alguien le está dando sentido a su vida.  
La película merecía un desenlace tan genial como Cynthia. Cuando los secretos y las mentiras quedan al descubierto, apreciamos mejor la enorme dimensión humana de esta mujer, capaz de transmitir dolor, soledad, cariño y un profundo amor a quienes le rodean. Su abrazo a Monica -que se derrumba como una niña cuando Maurice (Timothy Spall) revela al fin que no podrá tener hijos-, su insistente atención hacia Hortense y la infinita tristeza que le provoca el humillante desdén de su hija Roxanne son momentos inolvidables e imposibles de explicar con toda su intensidad. Mejor la volvemos a ver un día de estos.

Personajes imprescindibles
Maurice.
La película no se sostendría sin las actuaciones de, entre otros, dos intérpretes soberbios: Marianne Jean-Baptiste, en el papel de Hortense Cumberbatch, y de Timothy Spall, que encarna a Maurice. Son dos personajes fascinantes a su manera, ambos deseosos de conocer la verdad. El hermano de Cynthia (fotógrafo que, a su manera, busca la verdad de las personas a quienes retrata) no puede ser padre y siente un inmenso dolor por ello. No tenemos ninguna duda de que podría ser un padre magnífico.
Hortense es valiente y comprensiva. Acepta a su madre biológica sin apenas reproches y se integra en el círculo familiar de Cynthia con decisión, a pesar de que su posición social y su cultura son muy diferentes. Sólo le queda la amargura de no saber quién era su padre y cómo era:
- ¿Era mi padre un buen hombre?
- No me rompas el corazón, cariño.    
De todos los demás personajes, resulta sorprendente el de la trabajadora social, que encarna una estupenda actriz, Lesley Manville. Su papel es corto pero lo convierte en atractivo y cautivador por su tono de voz, sus gestos y la exquisita manera de tratar a Hortense cuando acude a su centro para conocer quién es su madre biológica.

1 comentario: