jueves, 7 de octubre de 2010

Sefton

 (William Holden, "Traidor en el infierno")

Cartel promocional de la película.

El sargento J.J. Sefton es uno de los personajes más singulares y soberbios que ha dado el  cine de la II Guerra Mundial. Cínico, individualista y despreocupado, lamenta estar en un campo de concentración alemán, pero desprecia a los que van de héroes por la vida. Él ha decidido adaptarse al drama diario y vivir lo mejor posible. Su único compromiso es la supervivencia. No mueve ni un dedo para alcanzar la libertad ni para complicarle la vida a los nazis, porque de ellos obtiene lo que necesita. Su conducta provoca un ambiente de hostilidad en su contra que se agrava cuando los prisioneros del barracón comienzan a tener la certeza de que existe un traidor entre ellos.

“Yo no molesto a nadie. Vosotros podéis ser héroes, de esos que ponen el pecho ante las balas. Yo vivo aquí muy bien y procuraré estar lo más cómodo que pueda. Si tengo que comerciar con el enemigo para procurarme comida y un colchón mejor, lo haré cien veces”

“Traidor en el infierno" (“Stalag 17”, 1953), de Billy Wilder, es la primera gran película sobre campos de concentración, precedente de otra joya de este subgénero, “La gran evasión”. El director, un maestro en la composición de excelentes personajes, dibujó a Sefton a la medida de William Holden, quien en posteriores trabajos (“El puente sobre el río Kwai”, “Sabrina” o “Picnic”, por ejemplo) dejó algunas huellas de este cínico sargento.
Sefton utiliza los cigarrillos como moneda de cambio con los nazis para obtener puros, buen vino, café, huevos o cualquier artilugio que le permita conseguir más cigarrillos, ya sea un telescopio para observar a las prisioneras rusas o una máquina de destilería para transformar las mondas de patatas en aguardiente. Si estuviera en el frente sería como el Nicholas Holden (Tony Curtis) de “Operación Pacífico”, el soldado Kelly (Clint Eastwood) de “Los violentos de Kelly” o el soldado Corby (Bobby Darin) de “Comando”, personajes que, posiblemente, tomaron a Sefton como referencia.




Su clase social parece clara: Sefton está habituado a luchar para sobrevivir. Debió sufrir una dura infancia y la necesidad le obligó a espabilar para salir adelante en la vida. Por eso no es extraño que trate con desdén al teniente Dunbar, un oficial millonario que llega al campo tras haber realizado una acción de sabotaje. Y quizá por eso también los conceptos de honor, patriotismo y heroísmo no van con él.
Tampoco se arruga ante nadie, ni siquiera frente al agresivo Duke (Neville Brand), con quien mantiene a menudo un abierto enfrentamiento. Sabe que existe una gran hostilidad hacia él, pero lo afronta con sentido del humor y con mucha valentía, sobre todo al recibir la paliza de sus compañeros: “¿Por qué no lo hacéis uno a uno, cobardes?”, les grita a sus compañeros cuando le atacan.
Sefton es inteligente y tiene paciencia, virtudes que le permitirán descubrir primero cuál es el ingenioso sistema de comunicación que mantiene el auténtico traidor con los nazis; posteriormente averiguará su identidad. La escena en que revela a sus compañeros la verdad resulta sorprendente, emocionante, antológica. Aquí, por supuesto, no la voy a desvelar.
Ni siquiera cuando le toca jugar a ser héroe lo hace por convencimiento, por cuestión de honor, orgullo o por compromiso, sino por la recompensa que la familia del teniente Dunbar le podría pagar al devolver al millonario a su hogar. Aunque algo nos dice que, en el fondo, Sefton acabará estando muy orgulloso de su hazaña.

- Por cierto, ¿cuándo fue lo de Pearl Harbor?

- El 7 de diciembre del 41.
- ¿A qué hora?
- A las ocho. Yo estaba cenando.

- Las ocho en Berlín, en Cleveland era mediodía.

Price, Sefton, Duke y Hoffman. 

Curiosidades

- La acción de “Traidor en el infierno” transcurre en el campo de concentración Stalag 17, situado en Alemania, cerca del Danubio, durante los días 24 a 26 de diciembre de 1944. El narrador es Clarence Harvey Cook, “Cooky” (Gil Stratton), servil ayudante de Sefton.
- La película está basada en la obra de Broadway de Donald Bevan y Edmund Trzcinski, antiguos prisioneros de guerra en el Stalag 17B de Austria. Trzcinski aparece en la película como actor en un breve papel.
- Billy Wilder aseguró en el libro “Nadie es perfecto” (Wilder y Karasek), que dejó de trabajar para la Paramount tras recibir una propuesta que le disgustó: convertir al traidor en un polaco para que el público alemán aceptara mejor la película.
And the winner was...
- William Holden le pidió a Billy Wilder que introdujera alguna línea de diálogo para dejar claro que odiaba a los nazis. El genial director se negó en redondo a cambiar ni una sola frase del guión. Y eso que si alguien odiaba a los nazis era precisamente Wilder, que había sufrido la muerte de varios familiares tras su fuga de Alemania.- La excelente interpretación de William Holden en la película le valió el único Oscar de su carrera, superando a cuatro grandes estrellas: Marlon Brando (“Julio César”), Richard Burton (“La túnica sagrada”), Montgomery Clift  y Burt Lancaster (“De aquí a la eternidad”). Holden hubiera preferido recibirlo años atrás por su Joe Gillis de "El crepúsculo de los dioses".
- Aunque la película obtuvo un buen recibimiento en general, algunas críticas lamentaron que un tema tan dramático como era el de los campos de concentración se tratara con un elevado tono de comedia en el film de Billy Wilder. Era la época álgida de la “caza de brujas” en Hollywood y Estados Unidos se hallaba inmerso todavía en la guerra de Corea.

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